La doctora María Luisa Pastorino, médico, homeópata y psiquiatra argentina, publicó en 1987 el primer texto en castellano sobre las Flores de Bach, con el título La medicina floral de Edward Bach.
Se trata de un manual sobre los remedios del doctor Bach, donde encontramos el relato de historias clínicas tratadas por la doctora Pastorino. Uno de ellos se refiere a un niño de seis años que fue descrito por sus papás en una primera entrevista como muy tímido, la presencia de extraños hacía que corriera a esconderse y no contestaba a lo que le preguntaban.
El diagnóstico que realizó la doctora fue de que era tímido y con síntomas de huida e inhibición por miedo, por lo que le prescribió Mimulus, en la dosis habitual de 4 gotas, 4 veces al día.
Al mes no se observó ninguna modificación en su conducta, cosa que la doctora consideró extraña, ya que los niños suelen responder muy rápidamente al tratamiento con las flores.
Realizó una segunda entrevista con los papás, que hicieron una discriminación más fina de las peculiaridades del niño y que sugerían inseguridad y vergüenza de sí mismo. Se le indicaron entonces otras flores Larch, Crab Apple y Gentian.
En la primera semana de tomar los remedios se observó una importante mejora en su conducta, que fue aumentando al cabo del primer mes.
La doctora Pastorino describe este caso como un ejemplo de lo importante de hacer un buen diagnóstico a la hora de prescribir los remedios florales.
La palabra miedo se utiliza de forma muy general y en cambio tras ella se puede encontrar diferentes estados emocionales, puede ser la emoción del miedo propiamente dicha, el sentimiento de minusvalía o inferioridad o una imágen de vergüenza de uno mismo.
Es necesario aprender a identificar nuestras emociones para después poderlas aceptar y gestionar de la mejor manera, esta correcta identificación nos ayudará a nosotros mismos y también lo podremos transmitir a nuestros hijos.
Distinguir las diferentes emociones nos permite conocernos y reflejar lo que nos sucede, una buena manera de saber las flores de Bach que mejor nos podrán ayudar.
Se trata de un manual sobre los remedios del doctor Bach, donde encontramos el relato de historias clínicas tratadas por la doctora Pastorino. Uno de ellos se refiere a un niño de seis años que fue descrito por sus papás en una primera entrevista como muy tímido, la presencia de extraños hacía que corriera a esconderse y no contestaba a lo que le preguntaban.
El diagnóstico que realizó la doctora fue de que era tímido y con síntomas de huida e inhibición por miedo, por lo que le prescribió Mimulus, en la dosis habitual de 4 gotas, 4 veces al día.
Al mes no se observó ninguna modificación en su conducta, cosa que la doctora consideró extraña, ya que los niños suelen responder muy rápidamente al tratamiento con las flores.
Realizó una segunda entrevista con los papás, que hicieron una discriminación más fina de las peculiaridades del niño y que sugerían inseguridad y vergüenza de sí mismo. Se le indicaron entonces otras flores Larch, Crab Apple y Gentian.
En la primera semana de tomar los remedios se observó una importante mejora en su conducta, que fue aumentando al cabo del primer mes.
La doctora Pastorino describe este caso como un ejemplo de lo importante de hacer un buen diagnóstico a la hora de prescribir los remedios florales.
La palabra miedo se utiliza de forma muy general y en cambio tras ella se puede encontrar diferentes estados emocionales, puede ser la emoción del miedo propiamente dicha, el sentimiento de minusvalía o inferioridad o una imágen de vergüenza de uno mismo.
Es necesario aprender a identificar nuestras emociones para después poderlas aceptar y gestionar de la mejor manera, esta correcta identificación nos ayudará a nosotros mismos y también lo podremos transmitir a nuestros hijos.
Distinguir las diferentes emociones nos permite conocernos y reflejar lo que nos sucede, una buena manera de saber las flores de Bach que mejor nos podrán ayudar.
Larch, el remedio para la anticipación al fracaso
Texto y fotos:
Pilar Vidal Clavería
Terapeuta floral